29 Nov, 2024
La educación tiene como finalidad la felicidad de la persona humana
El especialista argentino Dalmacio Mera
dijo que la educación es trascendente por la realización de las características
distintivas y singulares de la humanidad, pero también es un derecho que,
cuando lo ejercemos en el mundo educativo, nos habilita para ejercer el reto de
conciertos de derechos de la mejor manera.
Esto lo dijo en su disertación, titulada “La
justicia constitucional”, en el VII Congreso de Justicia Constitucional, ofrecida
en el Teatro Víctor Raúl Lozano Ibáñez de la Universidad Privada Antenor Orrego
(UPAO).
Abogado y político, el doctor Dalmacio
Mera afirmó que la educación nos habilita para que no solo sepamos defender
nuestros derechos, sino para que podamos defender los derechos de los demás. Agregó
que el fin de la educación es ser felices, porque no hay nadie que se agrupe
con otros en el proceso educativo para ser infelices o para vivir peor.
“En la Constitución de mi provincia natal
de Catamarca, Argentina, se señala que nos educamos para la paz y para el amor,
para la recta búsqueda de la felicidad en torno a la tolerancia entre todos los
seres humanos”, aseguró.
Dijo que al derecho le interesan las
cuestiones sociológicas en la medida que tengan una relevancia jurídica y que,
aunque la felicidad parece ser cuestión más propia de la literatura poética,
todas las constituciones y todos los tratados internacionales a los que estamos
adheridos hablan del bienestar general o de algún concepto parecido.
Agregó que ese es un objetivo que no
podemos perder hoy, que se encuentra amenazado por lo que está pasando en el
mundo, al punto de que, en una reunión promovida por la fundación Konrad
Adenauer, ligada a la democracia cristiana, los jóvenes participantes de un
mitin ovacionaron la propuesta de volver al servicio militar obligatorio.
“El mundo está en guerra. Entre la de Rusia
y Ucrania y aquella que se volvió a desatar en Medio Oriente, existe la amenaza
de una nueva guerra mundial. Es difícil pensar que las tragedias vividas que originaron
en última instancia este catálogo de derechos humanos no sean suficientes para
terminar con la imbecilidad humana de creer que en la destrucción del otro
puede haber algún rédito o satisfacción”, sentenció.
Asimismo, indicó que educar para la paz y
para la felicidad es bastante relevante, y que es importante construir una
definición de la justicia educativa constitucional, que se podría denominar
como el proceso de alfabetización que permita a la persona humana desarrollar
todas sus capacidades para enfrentar la vida en el tiempo y lugar que le toca
vivir, en la búsqueda del bienestar general y de su felicidad.
Para eso propuso incorporarle algunos
principios, como el de la universalidad, el de la singularidad, para respetar a
cada ser humano con su propia característica y su propia condición, y como el
de la calidad, porque no basta con tener altos niveles de escolarización, pues el
Estado debe salir a buscar al que no tiene acceso a la educación y debe
garantizar la calidad con un nuevo concepto de alfabetización, que permita
entender y atender la nueva realidad de la tecnología.
“La educación no puede restringirse a que el Estado es el que tiene la obligación, sino que todos, padres de familia, instituciones, organizaciones y poderes públicos, por la trascendencia que tienen, deben ocuparse de la educación, porque un pueblo educado, como bien pensaba Antenor Orrego, jamás podría caer en la miserabilidad en que muchas veces el mundo cae”, sentenció. (CGG/APB-PRENSA UPAO)