5 Abr, 2024
El constitucionalista y docente de la UPAO Braulio Calle Vega analiza la reforma promulgada en marzo.
La reforma
constitucional de la bicameralidad promovería una mejor legislación y control
político, entre otros aspectos. Así opinó el doctor Braulio Calle Vega, abogado
constitucionalista y docente del Programa de Estudio de Derecho de la
Universidad Privada Antenor Orrego (UPAO) del campus Piura.
Recordemos que,
el último 20 de marzo, el Ejecutivo promulgó la ley que aprobó el Congreso para
restablecer la bicameralidad. Esto implica que, a partir del 2026, el Poder Legislativo
contará con dos cámaras o grupos de legisladores: la de diputados y la de
senadores.
—¿Qué
efectividad tendría esta reforma constitucional?
—Existen más razones a favor de la bicameralidad que en contra. Lo primero es que habrá una mejor representatividad, en cuanto a ciudadanos y el territorio; las regiones tendrán un representante. La segunda tiene que ver con la calidad de las leyes; en tanto una cámara de senadores va a oficiar como una de revisión, y esto es una suerte de filtro de la función legislativa. En tercer lugar, existirá la división del trabajo y, con ello, mayor fluidez de funciones, en lugar de la duplicidad que muchos prevén. Por ejemplo, la cámara alta, el senado, se va a encargar de la designación de altos funcionarios del Estado y de ejercer el control político agravado, dejándole la función doméstica de control político y fiscalizador a la cámara baja, la de diputados. Finalmente, otra buena razón es que volveremos a los orígenes naturales del parlamento peruano: tenemos mayor y mejor experiencia con dos cámaras en el Legislativo, que siempre funcionaron articuladamente.
—¿Es posible su
aplicación, tomando en cuenta el actual contexto político y social?
—Creo firmemente que sí y, para ello, debemos separar dos aspectos: primero, el de la crisis permanente de gobernabilidad que vivimos, que tiene múltiples causas y que no tiene nada que ver con restaurar la institución democrática de la bicameralidad, que funciona perfectamente bien en todas las democracias y, segundo, el problema de la falta de popularidad que mantiene el Congreso. Es un hecho real que la población descalifica en el Perú constantemente al Parlamento. Sin embargo, no se repara en que los causantes de esto somos nosotros mismos, con el tipo de representantes que elegimos cada 5 años, y no así el Parlamento, que debiera ser siempre el primer poder del Estado y primer jurado de la nación, por representar tanto a las mayorías como a las minorías, que no ocurre con el Ejecutivo. Por todo ello, la bicameralidad hará más eficaz el sistema democrático, como proceso y no como producto.
—Recordemos que
el proyecto promulgado permite la reelección indefinida de los legisladores.
—Evidentemente,
la reforma para volver a la bicameralidad, ya aprobada, no es perfecta; sin
embargo, por todos los fundamentos aquí expresados, existen mayores razones
para su retorno que continuar con el sistema unicameral, que no ha sido parte
de nuestra tradición constitucional y que es propio de países pequeños o de
menor población. Posiblemente, aprovecharán los actuales congresistas para asegurarse
una eventual reelección. Pero eso no es malo: es saludable que haya reelección
parlamentaria, así los nuevos congresos con representantes experimentados no
perderán el tiempo en meses o años de inducción, sino que cumplirán, oportuna y
eficazmente, las funciones legislativas, fiscalizadoras y políticas
encomendadas.